
Quizá sea el Valle del Tormes el más agrestre y diverso de todos los parajes abulenses. Lugar ideal para los enamorados de la naturaleza, por supuesto, pero también del deporte, sobre todo para montañeros, escaladores y amantes de la Nieve. Piragüismo, rafting, rutas a caballo y bici de montaña son actividades habituales en esta comarca. Está situado al suroeste de la provincia, entre las sierras de Villafranca y Piedrahita, y las cumbres de Gredos. El Tormes nace en el término municipal de Navarredonda de Gredos (1580 m. Sobre el nivel del mar. Afluentes suyos son el Aravalle y el Corneja).
El paisaje característico está formado por el roble, el pino silvestre, el castaño. El aliso, el abedul y el piorno serrano. Hay además una interesante variedad de flora, en algunos casos autóctona. La cabra montés es el emblema de Gredos. El buitre leonado, la nutria y otras especies de anfibios y reptiles viven adaptadas a este territorio de montaña.
Todo los pueblos de esta comarca son serranos, pintorescos, adorables. Sus casas son de piedra con las ventanas pequeñas, para aislar el calor en verano y proteger del frío en invierno. El origen de estos núcleos de población no está muy claro, aunque parecen ser fundados por ganaderos trashumantes alrededor del S. X.

Es momento de hablar aquí de la trashumancia, que sigue siendo muy practicada en las sierras abulenses. Durante los meses de verano, el ganado permanece en pastos comunales o pequeños pastos propios de la sierra, cuando comienzan los fríos y las nieves, los ganaderos se agrupan para bajar el ganado a Extremadura, a través de cañadas reales y cordeles. Esta trashumancia supone todo un rito, sujeto a un Código de Honor, que se ha ido trasmitiendo de generación en generación. Cada día recorren unos 20 km., con itinerarios fijos, que acaban en descanseros donde se pasa la noche. Esta misma operación pero a la inversa (Extremadura – Sierra) se realiza cuando comienzan los días estivales. A la sierra abulense llegan cabezas de ganado, atravesando el Puerto del Pico por la calzada romana, lo cual supone un bello espectáculo.
La comarca se encuentra salpicada de ventas de parada obligatoria, también es interesante la oferta de alojamientos rurales y de camping, y el gran numero de actividades deportivas que se pueden llevar a cabo puesto que numerosas empresas de turismo activo se ubican en esta zona.

Pero detengámonos aquí para hablar de la Sierra de Gredos, “corazón pétreo de España”, como lo definió Unamuno, el núcleo más frecuentado de la Comunidad de Castilla y León. El macizo central se extiende desde el puerto del Pico hasta Tornavacas e incluye el Circo de Gredos ya se llena de atractivo al alcanzar la cima de la Mira, donde las moles rocosas resultan impresionantes. Desde aquí se divisan los Galayos tentación de escaladores y parada obligatoria por sus caprichosas formas graníticas. El Morezón asoma su cima sobre las frías y cristalinas aguas de la Laguna Grande arropada por el célebre Circo de Gredos. Este impresionante cibjubnto, formado por El Árenal de Pablo, Cerro de los Huertos y Risco Moreno parecen sostener al gran vigía: El Almanzor (2592 m.), la cumbre más elevada del sistema Central. Detrás de todo ello se eleva otra impresionante mole, la Galana (2568 m.) que se asoma sobre las Cinco Lagunas. Atraídos por la belleza de este conjunto, dejamos a nuestra espalda, recortados en el horizonte, a los Hermanitos, el Casquerazo y el Cuchillar de las Navajas. Pasadas Cinco Lagunas, atravesando la Sierra de Bohoyo, la ruta ofrece un alivio al caminante por la Sierra Llana hasta llegar a abrazar la base de la Covacha (2399 m.) en cuya falda norte reflejan las glaciares aguas de otras lagunas: del Barco, de la Nava, de los Caballeros. En el descenso de la Covacha finaliza el Macizo Central al encontrarnos con el Puerto de Tornavacas. Nace el río Tormes entre frondosos pinares y verdes praderas, frente al parador de Gredos. Desde Hoyos del Espino nos encontramos con un gran desarrollo turístico, además del encanto de sus calles, vistas, casas y gentes, una Iglesia parroquial de estilo gótico a la que se han ido superponiendo diversos estilos. En este término obligado es citar El Puente del Duque, lugar de esparcimiento, meriendas, baños, paseos, rutas a caballo, un lugar para el disfrute total de los sentidos.

En Navarredonda de Gredos impresiona la fortaleza de su torre parroquial, la explicación hay que buscarla en el anterior uso militar de dicha torre. El Parador Nacional de Gredos es el más antiguo de España, fue fundado por Alfonso XIII. Se trata de un lugar privilegiado dónde merece la pena hacer un alto.
San Martín de Pimpollar es lugar igualmente agraciado por su naturaleza y por el tipismo serrano. Desde Navacepeda de Tormes se accede a un lugar paradisíaco y de increíble belleza: el charco de las paredes. Navalperal de Tormes es, además de un bonito lugar (bello conjunto forman plaza, fuente e Iglesia), otro de los puntos de partida para las excursiones de montaña, y donde se puede practicar el esquí de travesía.
La Aliseda de Tórmes, otro precioso pueblecito, se asienta en las márgenes del río, su paisaje va cambiando al descender la altitud, los robledales van dejando paso a las encinas. Encantador resulta Bohoyo, repleto de alojamientos rurales.
El Barco de Ávila es conocido por sus apreciadas judías, y se sitúa en el extremo occidental de la sierra de Gredos. A las localidades que se encontraban al píe de una ribera y que tenían la función de comunicar dos lugares distintos se les denominaba “barco” o “barquera”. Este parece ser el origen del nombre del pueblo, que cumpliría la finalidad de cruce de caminos castellanos hacia Extremadura. El Tormes baña esta tierra del Barco, sobre sus aguas un puente de la Edad Media que conduce a la ermita del Cristo. Entre el río y la montaña el Castillo de Valdecorneja, del S.XV, cuando el señorío del mismo nombre pasa a formar parte de la casa de Alba. El Barco conserva parte de su muralla, y con historia y leyenda cuenta El Arco del Ahorcado. La Iglesia parroquial de Ntra. Sra. De la Asunción hace pensar que algún maestro abulense de principios del S. XIV tuvo que ver en su construcción, ya que recuerda ala Catedral de Ávila. Lo más destacado es el coro. Cuenta El Barco con dos salas de exposiciones: la Cárcel antigua y la Casa del Reloj. La Iglesia de San Pedro del Barco se ha construido sobre la casa en la que el santo nació en 1080.

Este Santo protagoniza una de las Leyendas mas curiosas de todo Ávila. Su fama de santo era tal cuando murió que Barco, Piedrahita y Ávila se disputaban sus restos, en medio de la disputa habló un niño de pecho y dijo que colocaran los restos del difunto sobre una mula, y donde la mula parase debería ser enterrado. La mula echo a andar con el santo sobre sus lomos y fue a parar en San Vicente, en Ávila, donde cayó muerta. Allí enterraron al santo, y ala mula bajo uno de los cubos de la muralla. Dice la tradicción que la mula asoma su cabeza entre los sillares de dicho cubo, conocido como “el cubo de la mula”, y así parece ser. Una mirada más detenida nos lleva a descubrir, en lo que se conoce como la cabeza de la mula, un verraco celtíbero utilizado como sillar en la construcción de la muralla. El viejo Hospital de San Miguel y la plaza, llena de soportales y cafés al estilo antiguo, completan la visita artístico-cultural de la Villa.
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